Si bien no hay una fecha unificada en todo el mundo, todas las culturas desde tiempos remotos coinciden en dedicar un día en especial para homenajear a la Madre. Actualmente, la mayoría de los países lo hace en el mes de mayo, por distintos hechos que dieron origen, en muchos casos por ser considerado en la tradición cristiana como el mes de la Virgen María, por ser tiempo de primavera en el hemisferio norte, tiempo de florecer de la vida, de apertura al amor y a la belleza de la Naturaleza, o como por ejemplo en Estados Unidos que se instauró para conmemorar a las madres y sus derechos, luego que fueran ultrajadas durante la guerra civil de ese país. En Argentina es costumbre celebrarlo el tercer domingo de octubre, y si bien no hay mucha información del porque, esta bueno que sea en nuestra primavera y durante el tránsito del Sol por el signo de Libra, que representa lo femenino.
Desde la filosofía kármica sabemos que no importa de que sexo seas o si tenes hijos o no, todos tenemos una conciencia materna y podemos desarrollarla sin necesidad de dar a luz a un niño. Todos podemos ser maternales con alguien o con algo. En la carta natal kármica podemos visibilizar el grado de conciencia alcanzado durante muchas vidas´en el rol materno en el signo de Capricornio, paterno en el signo de Cancer, que junto con Aries y Libra, que representan lo masculino y femenino, forman la cruz cardinal y están íntimamente relacionados.
Por eso podemos decir que como almas hemos elegido a nuestros padres antes de nacer. y los hijos que tengamos nos elegirán a nosotros como padres. Nuestra madre de esta encarnación es la que necesitamos para aprender lo que traemos pendiente de vidas pasadas. Para algunos puede que sea la más amorosa, contenedora, y encuentran en ella todo lo más reconfortante de la vida. Otros pueden tener una relación conflictiva o dolorosa con ella, puede que sea limitadora, sobreprotectora, manipuladora o ausente, debemos aceptarla y amarla sabiendo que amorosamente cumple ese rol porque nosotros lo hemos pedido. Si logramos conquistar unión cumplida con nuestros padres, aceptación de como son, sin culpas ni reproches habrá fusión entre lo femenino mamá y lo masculino papá. Si sentimos verdadero respeto, amor y admiración hacia ellos, podremos conformar una pareja con esas cualidades, y así atraeremos almas, en cuerpos de niños que serán sabias.
Es estos tiempos es necesario que lleguen a la Tierra almas sabias, maduras y experimentadas, que son las que harán los cambios que queremos ver en el mundo. Para ello es necesario prepararse para la maternidad conciente, que no es mas que trascender el deseo del ego de tener hijos como una meta personal con sentido de posesión, sino entender que al traer un hijo al mundo estamos ofreciéndonos como canal para permitir que ellos lleguen y cumplan su rol, criándolos con todo el amor pero sabiendo que no nos pertenecen.
Lo que espera un alma sabia de su madre en esta era es: Que le enseñe el valor y el sentido de la vida. Que revele la unidad de todo lo que existe. Que le enseñe a resolver problemas con la mente fría, el corazón caliente y con paciencia. Que le impulse a respetar la naturaleza para vivir en su orden. Que le dé un ejemplo de amar concientemente, perdonando, pidiendo perdón, con tolerancia y mesura sin estimular miedos ni debilidades. Que le enseñe a ver la belleza en todo, aún en los enemigos, disfrutar de la belleza irradiando belleza. Que le esclarezca sobre el gozo de servir, del disfrute de auydar y de dar alegría. Que le revele el valor de la gratitud. Que le enseñe con ejemplo el valor del sacrificio y el esfuerzo sostenido, a aspirar grandes metas y realizaciones por sobre las comodidades y los pequeños placeres efímeros, y sobre todo la obra mayor: SER.