Cómo aprovechar las siete energías planetarias para mejorar en el amor

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Desde hace milenios, en todas las culturas, había maestros en el arte de la astronomía y la astrología. Observaban el cielo, el movimiento de los cuerpos celestes y su conexión con la naturaleza y la vida en la Tierra. Como el ser humano forma parte del sistema que habita, también recibe influencias planetarias. Ser sensible o no depende de cada uno, de atreverse a probar.

“La tierra es una gran escuela donde venimos a crecer en sabiduría y amor”, Cristian Fhers

Los planetas como creadores de amor

Los planetas, aún en su diversidad, aportan energía hacia la unidad. En su milenaria órbita, mantienen el equilibrio, el orden y la sincronicidad. En Oriente, se enseñaba a meditar con ellos. Agradecían su existencia y recibían la energía que emitían abriendo el corazón y la mente. Vivían en yoga con el cielo en la tierra.

Desde Fundación Fhers, vamos a sintetizar siete oportunidades desde Saturno al Sol, desde lo más concreto a lo más espiritual para que puedas reconocer cuánto has incorporado estas virtudes que te permitirán llevarte mejor en tus relaciones, con tu pareja y, sobre todo, ver cuánto amor supiste conquistar y dar.

Saturno: la responsabilidad

Para alcanzar esta virtud, es necesario ser consciente de las necesidades del otro. La responsabilidad es el fin de las motivaciones egoístas que impiden alcanzar el primer escalón hacia el amor. Cabe preguntarse:

– ¿Sé que tarde o temprano pagaré el costo de toda palabra, sentimiento o acción que retarden y no contribuyan o impidan el desarrollo de mi pareja o mi ideal de pareja y amor?

Urano: la gratitud

Se reconoce por el respeto a todo y todos. Es vivir la unidad real, terminando con la ilusión de la separatividad. El agradecimiento libera energía constructiva, para la pareja, para toda relación o para alimentar el ideal del ser amor al cual aspiro. Cabe preguntarse:

– ¿Cuántas horas del día mi rostro por agradecido irradia alegría, amor, serenidad y luz?

El agradecimiento es un estado de conciencia que elimina obstáculos y dificultades. Y atrae cosas positivas. Más que agradecer, hay que ser agradecido.

Júpiter: la enseñanza


La búsqueda de complementar con los opuestos es una necesidad que todos traemos para crecer. Educarse es perfeccionarse física, emocional y mentalmente para ser mejor. De lo contrario, no se tendrá nada bello para dar, limitando el recibir.

Después de compartir las alegrías y sueños con la pareja, es necesario rápidamente crecer. Debe haber motivaciones y objetivos a conquistar. Y sobretodo tener siempre una visión anticipada de las aspiraciones internas. Cabe preguntarse:

– ¿Genero magnetismo atractivo hacia mi pareja o hacia el amor que quiero ser al mantener mi constante deseo de aprender y ser mejor?

Neptuno: el sacrificio

Quien aspira a un gran amor debe antes aprender a sacrificar las comodidades, formas, lenguaje, pensamientos, hábitos, etc. que impiden el florecimiento de la pareja o el ideal de amor al cual se aspira. Todo sacrificio de aquello que no es bello, bueno, puro y alegre acerca a la conquista, te lleva a la meta. Cabe preguntarse:

– ¿Cuánto limité o limito el vuelo amoroso de mi pareja o ideal del amor por no sacrificar placeres egoístas? ¿Cuánto intento volar hacia las alturas supremas haciendo sacrificios para que con mi pareja o con mi ideal de amor compartamos juntos el vuelo divino del amor?

Venus: la admiración

Cada vez que se rompe el espejismo que hace ver únicamente los defectos de los demás, se conquista la energía imprescindible para regar el jardín del amor: La admiración es una virtud que permite el contacto alma a alma, corazón a corazón. Admirar es reconocer a la pareja o al ideal del amor que contiene las virtudes excelsas que aspiro alcanzar.

Vivir sin admirar evidencia que nuestro ego solo ve fealdad. Quien solo ve el lado oscuro está atrapado en la oscuridad: no ve en totalidad, no se percibe a sí mismo.

Cabe preguntarse: ¿cuánto he cultivado la admiración? ¿Cuánto lo hago diariamente? ¿Cuánto, a partir de hoy, buscaré motivo de admiración en mi pareja y aún en mis enemigos?

Mercurio: la crítica

“El ignorante critica porque cree saberlo todo. El inteligente respeta porque cree que siempre se aprende algo nuevo”, Einsten.

Quien critica es irresponsable, insensible y desconsiderado. Solo se ve bien a sí mismo. La causa puede ser cierta envidia o celos por ver cómo alguien cercano se atreve a materializar lo que a mí me molesta. Somos sensibles a aquello que vive aún en nuestro interior. Hay que lograr una crítica constructiva despojada de juicio de valor hacia la persona.

Cabe preguntarse: ¿cuántas veces me descubro criticando a mi pareja o a mis ideales que aspiro?

Sol: la libertad

Para alcanzar una mayor capacidad de amar, antes hay que haber conquistado la propia libertad. Hay que atreverse a estar libre de miedos, vicios o defectos. Nuestro corazón liberado de ataduras se manifiesta en forma creativa y atrae la pareja ideal o el ideal del amor. Los condicionamientos como la ignorancia, la inercia, la arrogancia, la frustración, la ira , la depresión, etc. impiden el flujo del fuego amoroso y alejamos el amor que decimos que la vida nos niega.

Para reconocer si utilizo el poder que me da el Sol, habrá que preguntarse: ¿cuánto viví esclavo, consciente o no de mis propios hábitos? ¿Cuánto hoy, aquí y ahora me siento esclavo y de qué? ¿Cuánto limito la libertad de mi pareja o del ideal de amor al cual aspiro?

Siete pasos, siete cuerdas

Cada uno de los pasos, son siete cuerdas en el arpa eterna del verdadero amor que el Absoluto entrega a diario con la energía de los planetas. Cuando se conquistan y se afinan, se participa del concierto del amor a la vida. Cada nota envuelve todo lo que existe conquistando, aún sin esperarlo, el sentirse amado por todo, desde la pareja para la autorrealización hasta el gozo mayor de ser amor con la existencia misma.

El amor es la energía interrelacionante que sostiene las galaxias del universo en equilibrio y acción. Es lo que hace que las cosas se acoplen. Es la única fuerza capaz de armonizar al ser humano consigo mismo. Y quien vive en unidad, se atreve a hacer del mundo un lugar de fraternidad e igualdad.

(*) Esta columna fue publicada en TN.com.ar por la directora académica de la Fundación Fhers, Elina Oliviero.